viernes, 15 de febrero de 2013

Mortadelo y Filemón fichan por El País

Esto son cosas que pasan, hace unos días con la foto de Chávez y ahora con los papeles de Bárcenas. Lo de Chávez fue un burdo montaje. Los papeles de Bárcenas empiezan a ser un burdo montaje para hacer daño al partido en el Gobierno y a su presidente.

Si esto se confirma, podría ser un contubernio del diario innombrable y sus caseros. Es mi opinión y el tiempo dará y quitará razones. Aquí les acompaño las razones de Federico Quevedo. Ilústrense un poco.

Y si todo esto fuera mentira...

Federico Quevedo

La tesis de que los supuestos papeles secretos de Bárcenas, tal y como los presentó en su titular a toda página el diario El País la pasada semana, sean el fruto de un montaje intencionado empieza a abrirse paso seriamente en detrimento de la teoría inicial, que implicaba al PP y a sus dirigentes -incluido el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy- en un presunto escándalo de pagos en dinero negro. Los primeros indicios en poder del Partido Popular indican que los supuestos papeles, fotocopias de fotocopias, se filtraron al diario hace aproximadamente un mes, es decir, coincidiendo con esa famosa cita en Baqueira Beret de la que ya di cuenta en un artículo anterior.

Se sabe también que las anotaciones tienen una sospechosa regularidad para haber sido realizadas durante 18 años, que aparentemente la tinta utilizada pertenece al mismo bolígrafo, cuya marca debería darse a conocer por poseer el don de la eternidad y, sobre todo, que aunque alguna de las anotaciones responde a la realidad -toda mentira que se precie conlleva algún elemento de verosimilitud-, muchas de ellas pecan de enormes inexactitudes que ponen de manifiesto el apresuramiento con el que fueron hechas, por no decir directamente que son falsas y darle todavía un resquicio de veracidad al asunto.

Se sabe también que había personas dentro del Partido Popular que, dicho coloquialmente, estaban en el ajo y que otras, que fueron informadas de que esta filtración había llegado a manos de El País, alertaron al diario El Mundo, cuyo director no dudó en tirarse a una piscina sin agua y acusar al PP y a sus dirigentes de haber cobrado sobresueldos sin prueba alguna que sostuviera tal afirmación, consciente de que esas pruebas aparecerían días más tarde en las páginas de su más directo rival. De ese modo, El Mundo podía apuntarse el tanto de sacar a la luz uno de los mayores escándalos de corrupción política desde el caso Filesa y arrebatarle el protagonismo al diario del Grupo PRISA.

En el PP no dudan de que la letra de dichas anotaciones pertenece a Bárcenas y, de hecho, esa va a ser la base de la querella que Génova 13 va a interponer contra quien durante años fue su tesorero

En el Partido Popular no dudan de que la letra de dichas anotaciones pertenece a Bárcenas, extesorero del partido, y, de hecho, esa va a ser la base de la querella que Génova 13 va a interponer no más tarde de la próxima semana contra quien durante años fue su tesorero. A lo que todavía no se ha podido responder en la sede del PP es al modus operandi, es decir, si esos papeles se confeccionaron de una tirada haciendo anotaciones aleatorias, si se trata de un corta-pega realizado con anotaciones auténticas y otras inventadas, o si el propio Bárcenas habría ocultado detrás de dichas anotaciones las supuestas apropiaciones indebidas con las que a lo largo de los años ha ido engrosando las famosas cuentas en Suiza.

En efecto, son muchos los interrogantes que siguen abiertos entorno a esta cuestión, y supongo que se irán despejando en los próximos días, pero si finalmente queda demostrado que todo esto es el fruto de un montaje contra el Partido Popular y contra su presidente, Mariano Rajoy, sería de una gravedad extrema y colmaría el vaso, ya lleno, de una corrupción propia de una república bananera. Hablamos hoy, todavía, de supuestos en todos los sentidos, pero el supuesto del montaje es sin duda alguna el mayor de todos los escándalos, porque aunaría demasiados elementos a su alrededor que quedarían no sólo en entredicho, sino expuestos al escarnio público y a la acción de la Justicia.

En un país donde la corrupción está a la orden del día, lo único que faltaba es la elaboración maquiavélica de pruebas falsas para culpabilizar de delitos al partido en el poder y enfrentarlo ante una opinión pública especialmente sensibilizada que, a estas alturas, se cree ya todo sobre la clase política. Un país donde puede ocurrir algo así es un país en descomposición, con una gravísima crisis sistémica que, en cualquier caso, urge resolver.

Parece fruto de una novela de ficción, pero puede ser perfectamente cierto; la balanza empieza a inclinarse hacia ese lado y nos enfrentaría ante lo peor de nosotros mismos. Atentos, por tanto, a lo que ocurra en los próximos días, porque puede haber noticias inquietantes que pondrían de manifiesto hasta qué extremo de bajeza moral se ha llegado ya en España.

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